domingo, 14 de abril de 2013


 1.    EL RECLUTAMIENTO FORZADO


1.1.        Conceptualización Teórica

La existencia de un conflicto armado es la circunstancia objetiva que permite la aplicación concreta del derecho internacional humanitario. Esto es, que dada la existencia de un conflicto armado existe un deber internacional de aplicar las normas del derecho internacional humanitario, a título de normas convencionales o consuetudinarias[1].

En el marco de un conflicto armado, el reclutamiento forzado se define como la vinculación permanente o transitoria de personas menores de 18 años a grupos organizados al margen de la ley y/o grupos delictivos organizados, los cuales mediante la fuerza o el engaño inducen a que éstos menores ingresen a sus filas y en consecuencia sean parte del conflicto[2].


El reclutamiento forzado se da en el marco de conflictos armados sin carácter internacional, es decir son propios de un conflicto armado interno (dentro de un mismo Estado), entre fuerzas armadas regulares y grupos armados disidentes, o grupos armados entre si. En ellos se aplica una serie de normas, en particular las disposiciones del artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra y el Protocolo adicional II[3].

Éstas normas contenidas en el artículo 3 común a los cuatro convenios de Ginebra y el Protocolo II adicional, establecen los supuestos fácticos en los cuales se determina que si el conflicto no es de índole internacional (ya que se desarrolla por fuerzas tanto legítimas como disidentes dentro de un mismo Estado), cada una de las partes en conflicto tendrá la obligación de respetar:
  1. Las personas que no participen directamente en el conflicto, entre estas; Los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas, las personas puestas fuera del combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa.
  2. La vida e integridad corporal de las personas anteriormente mencionadas.
  3. Dar un trato digno y adecuado a los rehenes, evitando atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes.
  4. Asistir a los heridos y enfermos de un combate.
  5. Permitir que organismos de carácter humanitario e imparcial como la cruz roja pueda asistir y ofrecer sus servicios a las partes en conflicto[4].
Frente al contenido de éstas obligaciones y disposiciones, según concepto de la Comisión de Derecho internacional emitido en 2001 sobre responsabilidad de los Estados por hechos internacionalmente ilícitos, en el cual estipula que la aplicación del derecho internacional humanitario frente a la problemática del conflicto armado interno y sus consecuencias como es el reclutamiento forzado, debe entenderse desde un punto en el cual, “se aplique fundamentalmente en situaciones anárquicas, ilegales y en las que no suele regir ley alguna, como son los conflictos armados, los mecanismos de aplicación se centran y tienen que centrarse siempre, en la prevención”.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), mecanismo tradicional de aplicación del derecho internacional humanitario, actúa como intermediario neutral entre los Estados y como representante institucionalizado de las víctimas del conflicto armado. En ambos niveles, previene y pone coto a las violaciones del derecho, actuando, entre otras cosas, como sustituto de los beligerantes que no cumplen sus obligaciones humanitarias. Su proceder es más en función de las víctimas que de las violaciones del derecho[5]. No obstante, en todo sistema jurídico, la comisión de infracciones ha de tener también consecuencias judiciales. Estas infracciones las cometen individuos, y el derecho internacional humanitario es una de las pocas ramas del derecho internacional que atribuye infracciones a personas individuales y que estipula sanciones contra ellas. “Sanciones que son imputables al estado en el cual se desarrolla el conflicto interno, por vulnerar el derecho internacional humanitario y no ser garante ni protector de éstos derechos” (ver caso Las Palmeras contra Colombia – CIDH).


Frente a la problemática del reclutamiento forzado, el desarrollo jurisprudencial tanto internacional como interno está guiado hacia la protección de menores debido a que éstos son las grandes víctimas del conflicto, ya que por fuerza o engaño son instituidos para ingresar en las filas de grupos al margen de la ley. Frente a ésta práctica los estados que ratificaron las cuatro Convenciones de Ginebra y el Protocolo II adicional han creado mecanismos para la protección de menores mediante la tipificación de ésta conducta en delito, ya que éste tipo de reclutamiento viola claramente normas de derecho Internacional Humanitario y de Derechos humanos.

Al respecto, la Corte Constitucional en sentencia C- 240 de 2009 sobre el reclutamiento forzado, estableció:

“La normas penales previstas en los artículos 14 de la Ley 418 de 1997 y 162 de la Ley 599 de 2000, lejos de controvertir los preceptos internacionales en la materia, aseguran la penalización de las conductas proscritas por la comunidad internacional frente al reclutamiento y utilización de menores en los conflictos armados. De hecho aunque los tipos penales no son idénticos a los previstos en el DIH o en DPI, -como no lo son ellos entre sí-, es claro que las conductas que tales disposiciones internacionales pretenden evitar en el concierto del conflicto armado, están previstas en el derecho penal interno”. (Resaltado fuera del texto).

Esta conclusión e interpretación se ve forzada, con el principio de integración de las normas internacionales de los derechos humanos que se encuentra previsto en el artículo 2º del Código Penal Colombiano, en el cual se contextualiza el compromiso por parte del estado Colombiano de tipificar conductas que van en contravía de los derechos humanos y  el DIH, entre ellas el reclutamiento forzado, con la finalidad de proteger a las personas, e incluso niños los cuales son víctimas directas del conflicto interno Colombiano.


1.2.  El Reclutamiento Forzado como Problemática del Conflicto Interno Colombiano



El conflicto armado en Colombia, recrudecido en los últimos años y con crecientes niveles de degradación, ha generado una grave crisis humanitaria en donde la superación de este es el principal tema de agenda nacional y de los esfuerzos de cooperación por parte de la comunidad internacional.

La complejidad de esta situación y su prolongación en el tiempo, han requerido la intervención no solo del Gobierno colombiano sino del conjunto de las instituciones  del Estado y además de la Comunidad Internacional .Para atender este conflicto se pusieron en marcha en Colombia procesos de  Desarme, Desmovilización y Reinserción (en adelante DDR), con el objeto de que  esto se constituya en componente de un amplio proyecto de reconciliación y paz,  enmarcados en la Constitución y en los tratados internacionales en materia de  Derechos Humanos (DD.HH), Derecho Internacional Humanitario (DIH) y Derecho Internacional Penal, todo esto con el fin de reincorporar a los miembros de grupos organizados al margen de la ley a la vida civil, económica y política y avanzar en el  camino a la paz y a la reconciliación y garantizar los derechos de las víctimas a la  verdad, a la justicia y a la reparación (VJR). La vinculación de niños y niñas  a los grupos armados ilegales es una de las manifestaciones más crueles de la  violación de los derechos de la niñez y es una vulneración al derecho internacional  de los derechos humanos y al derecho internacional humanitario.[6].

Siguiendo la problemática, UNICEF ha desarrollado un texto titulado "Aprenderás a no llorar" Niños combatientes en Colombia, el cual ofrece el primer informe general sobre los niños combatientes en Colombia, y se ocupa de su reclutamiento, entrenamiento, vida en las filas de grupos ilegales, su papel en el combate así como el tratamiento que reciben cuando desertan o son capturados o rescatados. Visto desde la perspectiva de la psicología social crítica, la cual no renuncia  a su obligación moral de atender a los problemas humanos que definen a la realidad social circundante, se encuentran organizaciones como esta,  que luchan constantemente por la protección de seres indefensos que según el estudio realizado, viven una realidad propia de las comunidades vulnerables latinoamericanas, como lo es el maltrato físico y emocional al interior de las familias o el abuso sexual por sujetos cercanos a su entorno, y en ultimas lo que hacen es buscar erróneamente refugio, protección en grupos ilegales que terminan llevándolos a una tortuosa vida.

1.2.1. Consecuencias


1. Psicosociales
Los niños suelen volverse temerosos, cultivan reacciones enérgicas, sienten responsabilidades, tienen muchas experiencias cargadas de tensión, si han sufrido daños personales tienden a volverse obsesivos, temerosos y reservados. Los niños, de cualquier edad, que han sido víctimas o testigos de tortura o de actos de brutalidad arbitrarios suelen tener dificultades para confiar en otras personas, lo que puede afectar su capacidad para establecer vínculos sociales.[7]


2. Físicas y educativas
El uso de los niños como soldados los expone a los peligros de la muerte o a ser heridos en combate. Pero la vinculación de niños y niñas a algún grupo armado también los expone a la muerte o a recibir heridas al tratar de escapar, al desobedecer órdenes, o al no tener la capacidad de obrar como se les pide. Todos y todas están expuestos a otras violaciones de sus derechos como la tortura, el abuso y la explotación sexual, la detención prolongada y la separación de sus familias. Se les niega su derecho a la educación y están expuestos a daños en su salud, maltrato, drogadicción y alcoholismo.[8]
1.2.2. Uso de niños, niñas y adolescentes
El uso que se le da al niño miembro de un grupo armado es variado. Puede gozar de un relativo alejamiento de los combates por el tipo de arma utilizadas o funciones desempeñadas, participar directamente en ellos en primera línea o sufrir o infringir vejaciones varias tales como heridas: ritos de iniciación o torturas como actores o víctimas. El menor que participa activamente en un conflicto asume diferentes funciones dependiendo de su edad, del grupo armado, del contexto cultural o del género, a las niñas además de cumplir con las labores encomendadas es frecuente que se les de uso sexual e inclusive casamentero. Les encargan misiones suicidas, limpiar zonas de combate minadas, son enviados a realizar misiones con cargas explosivas amarradas al cuerpo, patrullan, prestar guardia, cargan mercancía, recogen información, torturan prisioneros, destruyen o queman propiedades, desarrollan labores de mensajero, de estafeta.

Principales funciones desempeñadas
1. Laborales
En efecto, la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia incluye el porte de armas, pero no se limita a este aspecto. Los grupos armados cuentan igualmente con personal de apoyo cuyas labores pueden ser muy variadas: cocina o ranchería, compra de suministros, labores de inteligencia, mensajería o correo, compañeros y compañeras sexuales de los jefes de tales grupos, encargados del reclutamiento de otros jóvenes, fabricación de minas antipersonales, cuidado de secuestrados, etc.[9]
2.  Explotación económica
Existen claros vínculos entre el conflicto armado y el trabajo infantil. En Colombia mucha de la mano de obra infantil entra dentro del marco de las peores formas de trabajo infantil, del Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo, OIT.13 Aproximadamente, entre 2.5 millones y 2.7 millones de niños son utilizados como mano de obra infantil según un estudio efectuado por UNICEF, Save the Chilkdren-UK, OIT, DANE y la Iglesia Católica entre 1998 y 2002.

La utilización de niños trabajadores en los cultivos de coca (materia prima de la cocaína), está también ligado al conflicto, debido al papel significativo que juegan los dividendos de la droga en avivar la violencia. Así mismo, informes de Colombia indican que en muchos casos el primer contacto que los niños tienen con los grupos armados es a través de su trabajo en la cosecha de la coca.[10]
3. Proselitismo(propaganda)
El proselitismo consiste en hacer propaganda al movimiento armado ante la población civil, con el propósito de buscar aliados, de aumentar con ellos el pie de fuerza y de conseguir cooperación económica voluntaria.
4. Apoyo
Se incluyen funciones relacionadas con la manutención: alimentación, ubicación de campamentos, manejo de las comunicaciones, guardia, manejo de la intendencia (dotación).


5. Actos de guerra
Actos de guerra armados son combates contra el bando opuesto, ataques a estaciones de policía y batallones del ejército, fabricación de artefactos explosivos que causen daño a redes hidroeléctricas, puentes y puntos estratégicos, entre otros. Entre los actos de guerra no armados están la cuantificación de las fuerzas del Estado en los batallones y estaciones de policía, del número de unidades (hombres), el reconocimiento de tipos de armas, la realización de mapas y la localización de puntos estratégicos.
6. Labores de inteligencia
Las labores de inteligencia consisten en reconocer zonas y terrenos, vigilar un área específica, indagar acerca de visitantes o personas extrañas a un lugar, identificar personas con ingresos para futuras ‘vacunas’ y/o cobranza de cuotas. La inteligencia incluye también las ‘acciones no armadas’.[11]

"La esencia de lo humano no es algo abstracto ni individual y aislado, sino que se debe estudiar desde las relaciones sociales. Solo al valorar objetivamente la estructura socioeconómica que determina el actuar de los grupos, se pueden realizar propuestas que induzcan a la solución de todos los tópicos que inciden en la problemática". Al analizar el reclutamiento forzado de niños en Colombia, notamos en relación con la misma que en nuestro país se está viviendo una situación de absoluto desprecio frente  a los derechos humanos.

1.3. Análisis de la Problemática

El fenómeno del conflicto armado en Colombia ha sido sin lugar a dudas uno de los que mas manifestaciones nefastas ha tenido, desde muertes, ataques a la población civil, minas antipersonales, cultivos ilícitos, secuestro, extorsión, reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes, hasta el desplazamiento, la pobreza, enfermedades no solo físicas sino psíquicas, violaciones de derechos humanos, destrucción de formas culturales y étnicas, entre otras; es tan alto el nivel de degradación social que se vive al interior del país, que los esfuerzos hasta ahora realizados no han sido del todo contundentes y eficaces para erradicar el conflicto y sus efectos en la sociedad, por lo que la población sigue estando sometida a los horrores de la guerra. En este punto, no se puede desconocer la importante labor que ha realizado el gobierno y las instituciones no gubernamentales tendientes a atender el conflicto, pues a través de programas, proyectos y leyes se ha buscado mitigar las consecuencias atroces que la guerra ocasiona; y mas aún, se ha tratado mediante diálogos con los grupos armados al margen de la ley, específicamente con las guerrillas, darle fin al conflicto que se ha tomado el país durante décadas y lograr la paz.


Ahora bien, bajo el tema que nos ocupa, el reclutamiento forzado, podemos analizar como a través del proceso de vinculación a estos grupos armados y al conflicto en si mismo considerado, es que empiezan los verdaderos problemas. Para nadie es un secreto como son sometidos a un proceso de deshumanización en el que enseñan a los niños, niñas y adolescentes principalmente a matar y cometer toda serie de delitos o atrocidades con indiferencia, sin límite y sin pudor. De esta manera se evidencian los mas graves atropellos a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario y se puede ver que estos no son vulnerados por una persona individualmente considerada sino por grupos armados ilegales y organizaciones criminales que son los que han establecido la práctica de reclutamiento forzado y el uso de menores para el cumplimiento de sus objetivos estratégicos como parte de una política metódica, deliberada y dirigida contra una población en situación de extrema vulnerabilidad y que afecta principalmente a los grupos indígenas.




De esta forma, es claro como la violencia y especialmente el problema del reclutamiento forzado en nuestro país atenta contra el normal desarrollo de la sociedad y se convierte en un problema de salud pública mental y física, donde se destruyen los lazos sociales y donde las consecuencias son cada día mas perversas y atroces para cada uno de los miembros de la comunidad. En este punto es preciso analizar el problema del reclutamiento forzado que tanto daño le ocasiona al país desde las siguientes perspectivas:

Violencia: En el marco del conflicto armado de Colombia, donde las decisiones políticas y las justificaciones sociales se basan en actos de violencia, violencia contra el otro, que cada día degradan mas la sociedad y su forma de pensar y actuar, es que es primordial la labor del psicólogo social el cual debe entrar a tratar de cambiar estas ideologías y toda la estructura argumentativa de violencia y represión en la sociedad. De esta forma, el concepto de violencia es planteado por Ignacio Martín Baró y el propone que se realice un verdadero análisis del papel de la psicología social enmarcado en el momento histórico determinado. Así pues, es posible darle un tratamiento adecuado a las consecuencias perversas del conflicto y la guerra, y tomar las medidas necesarias para erradicarlo de fondo.



Polarización Social: Este concepto tiene una estrecha relación con los conflictos sociales que se presentan entre la población, principalmente el problema de la desigualdad. Al existir diferencias tan marcadas en el seno de la sociedad, no sólo políticas sino también económicas, sociales y culturales se agudizan los problemas y la población menos favorecida se convierte en la mas vulnerable a los conflictos. Es por esto, que cada día son mas los niños, niñas y adolescentes, indígenas y muchos otros los que son reclutados forzosamente para incorporarse en las filas de los grupos armados y cometer las atrocidades que padecemos cada uno de los colombianos día a día, y que ha tenido que soportar el país durante décadas.



Mentira institucionalizada: Las corporaciones administrativas y gubernamentales del país se han dedicado a “institucionalizar” y a “oficializar” la violencia y las consecuencias que han padecido las víctimas y en general todos los colombianos. La historia atroz que ha vivido nuestra sociedad ha dejado millones de víctimas que en la mayoría de los casos no han sido reconocidas como tales y han tenido que vivir en la clandestinidad después de los enfrentamientos bélicos, las torturas y especialmente las desapariciones y reclutamientos forzados. Así pues, frente a la historia de sufrimiento, se ha construido una “historia oficial” cargada de mentiras, mentiras institucionalizadas pues desconocen el verdadero sufrimiento que padecen las víctimas, lo niegan o en el mejor de los casos lo muestran como su parecer institucional se los dice. Esta situación de las víctimas, se evidencia cuando Mauricio Gaborit (2006) recoge de Martín-Baró, la dura experiencia de las víctimas del conflicto armado de El Salvador: “Para muchos, la mentira se volvía la forma más expedita para poder sobrevivir y, aunque, en una primera instancia, la mentira era rechazada, pronto se incorporaba en el lenguaje cotidiano, que daba cuenta de la vida personal y colectiva”. De esta forma, los problemas se incrementan aún mas y cada vez son mas notorios pues la aceptación de esas mentiras institucionalizadas, impuestas, hacen que las personas no puedan desarrollar una identidad propia e interioricen con mas frecuencia la violencia como una forma de vivir; esto significa que se resignan ante los efectos que traen los conflictos armados y conviven con ellos como parte de su desarrollo en la sociedad.



Trauma psicosocial: Este trauma es la consecuencia de la violencia bélica y del conflicto armado, y Martín Baró expresaba que este se encuentra  sujeto al psiquismo humano y es producto de la continua situación de violencia, que en el caso colombiano ha sido durante muchas décadas trayendo consigo miles de víctimas. Este trauma se produce por las condiciones deplorables y degradantes que debe soportar diariamente la población, y que influencian y ocasionan daños en su salud mental. De la misma forma, como ya se mencionó, el problema del reclutamiento forzado afecta principalmente a niños, niñas y adolescentes, pues es la población mas vulnerable y las consecuencias en ellos son aún mas graves por el hecho de estar obligados a vivir tan temprano realidades tan severas y degradantes. A su vez, este tipo de trauma así como cualquier otro, son producidos por el entorno en el que se vive pero su reparación total dependerá de las acciones que se realicen no sólo para desaparecer las causas que lo originaron sino también de la ayuda que se le brinde a cada sujeto visto como particular, con un entorno personal e individual que requiere atención.



Después del análisis anterior y para concluir, es preciso recordar las palabras de Martín Baró pues él señala que las ciencias sociales deben estudiar todos los hechos que envuelven el conflicto y en especial el reclutamiento forzado por tener este como grupo vulnerable a los niños, niñas y adolescentes. Este estudio es importante realizarlo por el sólo hecho de que son personas o grupos los que están detrás de estas acciones bélicas y de la misma forma son grupos los que son víctimas de estos. Así pues, las consecuencias que trae el conflicto determinan las conductas en relación con las familias, hijos y en general con toda la sociedad y por esto es clave no solo el papel del psicólogo social sino también de todas las personas, independientemente de la profesión que desempeñen para que contribuyan con sus aportes para comprender, analizar, intervenir y confrontar los problemas, el conflicto, la guerra y sus consecuencias y especialmente a sus víctimas. 



1.4. Caso Reclutamiento Forzado

Como se estudió y analizó anteriormente, el reclutamiento forzado en Colombia afecta principalmente a niños, niñas y adolescentes pues son ellos personas mas vulnerables y propensas a dejarse intimidar por las “maravillosas” propuestas que estos grupos armados les hacen. Así pues, vemos como en nuestro país existen miles de casos e historias sobre el reclutamiento forzado que día a día conmocionan nuestra sociedad y hacen que las consecuencias sociales sean cada vez mas perversas.

De esta forma, es preciso analizar una de tantas historias sobre el reclutamiento forzado que se presentan a diario en nuestro país. El caso a analizar es extraído de la página web del Ejército Nacional de Colombia y es titulado: “El drama de los niños que combatían para Martín Llanos. Nos amenazaban con darnos pastillas 9 milímetros”. El mismo, fue publicado el 2 de Octubre de 2004, realizado por Jineth Bedoya Lima, enviada especial de EL TIEMPO y se hace especial claridad de que los nombres de los menores involucrados en el caso son cambiados por solicitud del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y para protección de estos.

La historia de estos 3 menores (Ramiro, César y Sebastián), muchachos de tan solo 14 y 15 años, comenzó en la mañana del domingo 4 de julio de 2004 cuando salieron de sus casas, como era costumbre, a cargar canastos y víveres en la plaza de mercado de Girardot (Cundinamarca). Llegaron hacia las 6 am y se ubicaron en la entrada principal a esperar a sus clientas de los domingos.



No obstante lo anterior, dos hombres altos, morenos, con zapatillas, descritas por los menores como: “muy bacanas”, los abordaron y les brindaron una avena. En medio de la conversación con ellos, cuentan los menores que tales hombres les dijeron que dejaran de cargar talegos porque les tenían el trabajo del año y uno de los hombres les propuso lo siguiente:

"Miren pelados, hay una arrocera muy grande, de gente de billete, que necesita jornaleros internos. Es en la trilladora, les van a pagar 500 mil al mes y a los tres meses tienen permiso para visitar a sus mamás"

Después de escuchar semejante propuesta tan halagadora y sin pensarlo dos veces, los jóvenes dijeron unánimemente: SI. Después de aceptar, uno de ellos, César, les dijo a esos hombres:

"Oiga, y será que podemos llevar a otros dos amigos"

A lo que uno de los hombres respondió:

"Claro viejo y si tienen otros parceritos por ahí, tráiganlos. Nos vemos aquí a las 10".

Los tres menores se perdieron rápidamente entre los turistas que visitan Girardot los fines de semana, fueron hasta el puerto sobre el río Magdalena y buscaron a sus amigos. En total, seis niños entre 14 y 16 años partieron ese día hacia la supuesta trilladora. César, en medio de lágrimas contando su historia relata:

"No nos alcanzamos a llevar nada. Todos salimos con la ropa que teníamos puesta. Estábamos re felices”.

Después de partir con estos hombres de Girardot, recorrieron 9 horas de camino, en un camión viejo y deteriorado, pasando por Bogotá, Villavicencio y Yopal hasta que llegaron a una finca de Monterrey. Ramiro recuerda que:

“En Bogotá recogimos a 11 muchachos más. Cuando llegamos a Monterrey nos bajaron, tomamos preparada (agua panela con limón) y nos dieron la bienvenida: de hoy en adelante ustedes tienen un compromiso con la sociedad. Bienvenidos a las autodefensas del Casanare (subrayado fuera del texto).  

Así pues, cuentan los menores que esa noche durmieron en un galpón y a la mañana siguiente les entregaron un par de botas de caucho, un uniforme verde oliva usado y un fusil de palo. Desde ese día no pararon de caminar, se internaron en la parte montañosa, llegaron a una escuela de entrenamiento donde los raparon. Su pan de cada dia era ver maraña y monte, hasta el pasado 28 de septiembre del mismo año, cuando en medio de los combates con el Ejército, vieron la oportunidad de escaparse.


Según los relatos de los 3 menores, esos dos meses en las autodefensas de “Martín Llanos” fueron una muerte lenta. Los amenazaron con volver a Girardot y matar a sus familias, con descuartizarlos como hicieron con un hombre de 25 años que intentó huir, o darles "pastillas 9 milímetros".

César, cuenta sin poder contener las lágrimas que el día que mataron a aquel muchacho de 25 años tuvo mucho miedo, mucho miedo… y agrega que: "Todas las noches llorábamos".

Con ellos fueron en total 42 los menores que desertaron o fueron capturados por las tropas de la Brigada 16 en septiembre de 2004 y todos ellos con historias similares a la de los 3 menores: Todos fueron llevados al combate engañados con una gran oportunidad en una arrocera y recibieron un fusil a cambio.

Todos estos menores fueron tratados con psicólogos y especialistas del ICBF recibiendo así la atención médica y psicológica necesaria. Después de esto, contaron sus historias y relataban como fueron los momentos en que el ejército los rescató, afirmaban que la emoción les salía del alma después de soportar dos meses de reclutamiento forzado por parte de las autodefensas de los Llanos y las duras circunstancias que tuvieron que vivir cuando huían a la persecución de la Fuerza Pública. De la misma forma relatan que cuando fueron rescatados todos estaban ansiosos y al subir a la aeronave unos lloraban, otros se persignaron y César, el mas pequeño de todos no pudo contenerse y se orinó. Ellos no podían creer que estuvieran vivos y pudieran dejar atrás ese infierno. 

1.4.1. Análisis de los actores: Víctimas, Victimarios, Comunidad, Estado.


Para analizar el caso anteriormente descrito, se debe tener en cuenta que no es posible solo observar la realidad, sino también  comprenderla para actuar sobre ella.

1. Con Respecto a las Víctimas:

Se describe como niños entre 14 y 16 años viven el flagelo del reclutamiento forzado, por engaños sobre un posible mejoramiento en su calidad  de vida. Estos menores se encuentran en situaciones evidentemente desfavorables, derivadas de los problemas sociales más urgentes que vive el país, como son la falta de educación y de seguridad. Adicionalmente, la falta de apoyo de los padres, la ausencia de los mismos, el maltrato al que son sometidos, se constituyen como los detonantes que activan la toma de decisiones bajo presión que los llevan a vivir tales monstruosidades.



Algunos por desgracia no tienen la oportunidad de escapar de tal martirio, y es una suerte que otros como Cesar, Ramiro y Sebastián lo logren, sin embargo (y a pesar de las ayudas psicológicas prestadas por el Estado) que tipo de seres humanos vuelven a la vida civil? Se debe ver desde la perspectiva “conductual”, ya que no es ningún secreto que la construcción que hace el individuo con su entorno , delimitará su desarrollo en sociedad y por tanto generará más dificultades para establecer relaciones interpersonales, causando daño a su entorno inmediato y a sí mismo.

A modo de conclusión, es importante tener a estos seres humanos como sujetos de derecho, con capacidad de ser interlocutores  en la transformación  de  la sociedad a una más justa lograda con un compromiso real, y una cooperación entre los distintos agentes que pueden contribuir para finalizarla.

2. Con Respecto a los Victimarios:

La conducta y práctica agresiva, destructiva y/o violenta que practican los grupos ilegales afecta tanto (no de igual manera, sino también) a quien la recibe como a quien la realiza. Sólo personas que sufren un trastorno mental grave, de disociación de la personalidad producto del conflicto, pueden realizar un acto criminal sin padecer sentimientos de culpabilidad conscientes ni inconscientes, pues su conciencia moral se halla desconectada de su personalidad. En líneas generales, el delincuente, el criminal, el violento, es aquél para el cual el "actuar" ocupa el lugar del "hablar": en estas personas, el acto es lenguaje . A los psicoanalistas interesa sobre todo de dónde viene la imposibilidad de canalizar adecuadamente su violencia, sus impulsos primitivos destructivos, y por qué actúa contra sus seres "más" queridos. (El "qué" hace y "cómo" lo hace interesa, sobre todo, a juristas, policía, sociólogos, jueces, etc.).
Además de los factores culturales y socioeconómicos que contribuyen a fomentar la violencia, también hemos de contar con aquellos de raigambre psicológica que forman parte de la singular personalidad del sujeto violento. 
Algunas de esas características[12]:



1.   Un oscuro sentimiento de culpabilidad, que puede empujar al individuo a cometer delitos . Al contrario que en las personas neuróticas normales, en que el sentimiento de culpa es posterior a la falta cometida, en estos casos la culpabilidad inconsciente precede al acto delictivo. Así, en ellos, la falta tiene un efecto apaciguador de la culpabilidad inconsciente difusa. Se comprenden, pues, las reacciones paradójicas (pasa a menudo en niños y adolescentes) de sentirse "satisfechos" cuando se les castiga o encarcela.


2.   Sujetos con déficits afectivos sufridos en la temprana infancia o en la adolescencia. Los niños privados de amor se convierten en adultos llenos de odio, dedicados a la destrucción del orden social y/o familiar, del que han sido víctimas. Está demostrado que la carencia afectiva es un factor criminógeno innegable. El criminal destruye a otros porque se siente perseguido (él cree que es en la realidad, pero es en su mundo imaginario), y no puede superar la relación con el mundo, basada en la hostilidad y el miedo.

3.    La agresividad se transforma en violencia, fundamentalmente por el miedo: miedo a no ser reconocido, a no ser amado, a no tener suficiente, a perder poder . El sujeto violento se siente amenazado y no puede controlar sus impulsos . Se siente débil ante los demás y necesita demostrar y demostrarse que no es así. En cuanto a la víctima, ésta vive en un estado de terror crónico, que paradójicamente le hace caer en una situación de sumisión y empatía con el victimario (situación que se presenta en el reclutamiento forzado de menores). Además, suele tener un sentimiento de autoculpabilidad que le hace revertir el discurso, diciéndose: "me lo busqué yo". Sin embargo, es preciso distinguir entre "víctima" y persona "objeto de violencia" . La "víctima" asume la violencia ejercida contra ella, cree que no puede hacer nada más que aceptarla, o incluso que se la merece (masoquismo). Por el contrario, la persona "objeto de violencia" no la asume, no la acepta, puede discriminar la realidad, y por lo tanto, salir menos dañada psicológicamente del acontecimiento o situación traumática.

3. Con Respecto a la Comunidad:

Se hace necesario centrar el análisis con respecto a la comunidad, desde la familia. De acuerdo a la Carta Política de nuestro país en su artículo 42 “La  familia  es el núcleo  fundamental de  la  sociedad…Las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes de la  pareja, y en el respeto recíproco entre todos sus integrantes. Cualquier  forma de  violencia  en  la familia se  considera destructiva  de  su  armonía y unidad, y será sancionada conforme a la ley”.  De lo anterior, está claro que, como núcleo de la sociedad, se derivan derechos y deberes para cada uno de sus integrantes, esto hace que sea posible inferir que la esencia humana se encuentra en el entorno que rodea al ser humano desde su formación más temprana, por lo tanto cualquier desavenencia en este proceso es el punto de partida para que se creen los conflictos que se dan en la población.



Llevándolo a un plano más general, es posible encontrar una fragmentación en la estructura social, que lleva a una desigualdad marcada traducida en la falta de oportunidades y en la indiferencia que se genera al conocer la problemática del reclutamiento forzado de niños, se debe plantear la posibilidad de incluir a la sociedad en una estructura democrática que esté en la capacidad de reconocer y dar las herramientas necesarias para que sea posible pensar en una colectividad en pro del desarrollo integral del individuo, con miras a regenerar los valores de la misma.

4. Con Respecto al Estado:

Frente a la problemática analizada en el caso, es menester recalcar que el papel del Estado debe estar guiado no solo a ser un garante frente a la seguridad de todos sus asociados, es deber y obligación internacional brindar todo el acompañamiento tanto físico como psicológico de todas las víctimas que resultan de ésta práctica tan precaria y que afecta principalmente a la población infantil. Ello, es una clara violación frente a los derechos del niño y normas de derecho internacional humanitario, las cuales, con su aplicación interna buscan propender que estas prácticas no sean utilizadas en detrimento de los mas vulnerables en un conflicto, en este caso los niños, con lo cual el Estado al ser un garante de su seguridad debe brindar todos los mecanismos necesarios para asegurar su libre desarrollo en el entorno social Colombiano.



El problema más recurrente frente a la invisibilidad de los menores ante el actuar del Estado esta relacionado a que no se conoce la real magnitud del problema de reclutamiento forzado de menores de edad, no existe un adecuado registro de la información de los menores que se encuentran tanto en situación de riesgo como de aquellos que ya necesitan ser atendidos por el Estado debido a su desvinculación de los grupos armados ilegales (como ocurre en el presente caso), mediante el debido acompañamiento tanto médico como psicológico para poder superar las secuelas producto del conflicto armado y reinsertarse a la vida civil y de ésta forma desarrollar su proyecto de vida dentro de nuestro entorno social.

De esta forma vemos como es el impacto psicosocial en cada uno de estos menores pues se observa que primeramente fueron engañados con propuestas muy interesantes y después fueron obligados a vivir el horror de la guerra. Ver todos las circunstancias atroces que padecieron, la obligación de cargar un arma y hacer caminatas extenuantes nos permite analizar como es la cruda realidad que ha vivido y vive actualmente nuestra sociedad. Finalmente, es desgarrador ver la emoción en cada uno de estos menores por ser rescatados pero la recuperación no solo termina en la atención medica y psicológica brindada. Su recuperación y la de muchos otros menores que padecen o han padecido del horror de la guerra y principalmente del reclutamiento forzado tiene que ir mas allá de esta atención primaria; deben existir compromisos y proyectos que permitan analizar las situaciones sociales que viven las poblaciones y que hacen que se vuelvan mas vulnerables los niños, niñas y adolescentes de estas, se tiene que brindar apoyo a estos menores para que puedan rehabilitarse e integrarse nuevamente a la sociedad. Los esfuerzos no tienen que ser solo del gobierno, sino en general de toda la población colombiana, de los profesionales y principalmente psicólogos sociales que contribuyan a erradicar este conflicto y sus consecuencias que tanto daño han hecho al país durante décadas. 

  • Orellana, C. (2008) La Obra de Ignacio Martín Baró: Conceptos Fundamentales.
  • Londoño, S. (2008). Papel de la psicología social en el marco del conflicto armado.
  • Gaborit (s.f.) Reconstruir el tejido social mediante la práctica de transformar el pasado: diseño de una intervención en violencia política. 
  • Ejército Nacional (02 de Octubre de 2004). El drama de los Niños que Combatían para Martín Llanos. "Nos amenazaron con darnos pastillas 9 milímetros". Disponible en: http://www.ejercito.mil.co/?idcategoria=34680. Recuperado, 03 de mayo de 2013.




[1] Publicado en "Derecho internacional humanitario y temas de áreas vinculadas", Lecciones y Ensayos No. 78, Gabriel Pablo Valladares (compilador), Lexis Nexis Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2003, Págs. 297 a 310. CICR ref. T2003.49/0003.

[2] Secretaría Técnica de la Comisión intersectorial Decreto 4690 de 2007.

[3] Comité Internacional de la Cruz Roja (07/2004) “¿Que es el Derecho Internacional Humanitario?”. Disponible en: http://www.icrc.org/spa/assets/files/other/dih.es.pdf. Recuperado, 08 de Abril de 2013.

[4] Comité Internacional de la Cruz Roja (22/09/2011) “Artículo 3 Común a los Cuatro Convenios de Ginebra”. Disponible en: http://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/treaty-gc-0-art3-5tdlrm.htm. Recuperado, 08 de Abril de 2013.

[5] M. Sassòli, “The victim-oriented approach of international humanitarian law and of the International Committee of the Red Cross (ICRC)”, Victims, Nouvelles Études Pénales, vol. 7, 1988, pp. 147-180.

[6]Tesis Política 2007. “Organizaciones al Margen de la Ley”. Disponible en: http://www.javeriana.edu.co/biblos/tesis/politica/tesis60.pdf. Recuperado, 12 de Abril de 2013.


[7] AMNISTIA INTERNACIONAL. Los niños y la tortura: http://www.amdh.org.mx/mujeres/menu_superior/Doc_basicos/5_biblioteca_virtual/9_informes/Otros/40a/1.pdf . 27 de Marzo de 2008. 24 p.

[8] Publicado en “Coalición contra la Vinculación de Niños, Niñas y Jóvenes al Conflicto Armado Colombiano”. Disponible en: http://www.coalico.org/publicaciones/documento1.htm. Recuperado, 08 de Abril de 2013.

[9] Publicado en “Coalición contra la Vinculación de Niños, Niñas y Jóvenes al Conflicto Armado Colombiano”. Disponible en: http://www.coalico.org/publicaciones/documento1.htm. Recuperado, 08 de Abril de 2013.

[10] Publicado en “Coalición contra la Vinculación de Niños, Niñas y Jóvenes al Conflicto Armado Colombiano”. Disponible en: http://www.coalico.org/publicaciones/documento1.htm. Recuperado, 08 de Abril de 2013.

[11] AVILA, Diana. El reclutamiento de menores: un crimen de Guerra de conformidad con el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y sus implicaciones a la luz de la Resolución 1612 del Consejo de Seguridad de la ONU. En: Revista del Observatorio Regional sobre Corte Penal Internacional y Derecho Penal Internacional. N° 2. Mayo 2008.

[12] Estudio del Psicoanálisis y Psicología (2012). “Psicología de la violencia: víctima y victimario (algunas características del sujeto violento)”. Disponible en: http://psicopsi.com/Psicologia-violencia-victima-victimario . Recuperado, 03 de Mayo de 2013.